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materiales didácticos. Ortega y Gasset



CONCEPTOS PRINCIPALES DE LA FILOSOFÍA DE ORTEGA Y GASSET

CIENCIA. Ortega distingue la ciencia de la filosofía porque la ciencia se plantea problemas concretos y susceptibles de solución, mientras que la filosofía se platea problemas más radicales y de difícil solución; además la ciencia tiene una función práctica que se pone de manifiesto en la utilidad de sus descubrimientos. Por otro lado el éxito de la física de Newton y el desarrollo tecnológico movieron a los filósofos, desde Hume hasta el siglo XX, a intentar conseguir algo parecido en el dominio filosófico. Sin embargo, la aparición de modelos alternativos al de Newton (la relatividad de Einstein) y a la geometría de Euclides, y los límites de los fundamentos de la lógica hicieron que Ortega considerase que la ciencia debe apoyarse en algo más fundamental: en la filosofía. 

CREENCIAS-IDEAS. Lo que pensamos conscientemente son ideas; las ideas son obra mía, nunca es anterior al individuo que las piensa. Sin embargo Ortega considera que hay otros supuestos más elementales que damos constantemente por sentado sin percatamos de ello y de los que depende nuestra conducta. Esos supuestos son las creencias. Originariamente, las creencias fueron ideas que se asentaron y se convirtieron en la clave de interpretación del mundo, en las gafas con las que miramos la realidad. Las creencias son fundamentales en el acto de vivir, mientras que en la ciencia, o en la filosofía son las ideas su base principal; las creencias se consolidan socialmente a través de la cultura, la educación y la costumbre pero en su origen fueron ideas que se han extendido a una colectividad. 

REALISMO-IDEALISMO. El realismo comienza con la filosofía griega y consiste en la creencia de que el mundo está compuesto por cosas con independencia del sujeto que las piensa; es lo que Ortega llama ‘realismo ingenuo’. Desde ese punto de vista, los seres humanos no tenemos nada de especial, y la realidad puede existir independientemente de que haya sujetos capaces de pensar en ella. El idealismo moderno arranca con Descartes y parte del dato incuestionable de la ‘duda’; para él la única realidad segura es la existencia del yo, del sujeto que piensa, por eso hace depender el mundo de la conciencia; sin embargo no debemos olvidar que existen dos cosas: el pensar y lo pensado. El error de Descartes fue sustancializar el pensamiento usando una categoría del viejo realismo; pero no debemos olvidar que el sujeto que piensa y lo pensado son realidades inseparables. Ortega deduce que ello una nueva realidad radical, la vida: ‘hallarme yo en el mundo’, y esto es lo que Ortega llama ‘el tema de nuestro tiempo’. 

CIRCUNSTANCIA. El sujeto se encuentra frente a una realidad que limita su posibilidad de hacerse a sí mismo. Esta realidad es la circunstancia. El sujeto no es, por tanto, el yo aislado y fijo del racionalismo, sino que se constituye en su relación con la circunstancia. La circunstancia la forman cosas, seres humanos, instituciones y todo aquello que facilita o dificulta la realización de mis posibilidades. También el cuerpo que uno tiene formaría parte de esas circunstancias…

PERSPECTIVISMO. Esta categoría nace de la relación entre el yo y la circunstancia. La única perspectiva de la realidad que se puede tener es individual. Cuando Ortega propone esta teoría, no se refiere simplemente al relativismo, sino que la perspectiva es un componente de la realidad, y cada vida es un punto de vista fundamental sobre el universo, puesto que la verdad completa solo se obtiene con la articulación de las distintas aportaciones. Con esta doctrina Ortega pretende situarse entre el racionalismo radical y el escepticismo y, en lo que se refiere a España, es una invitación a integrar nuestras perspectivas individuales en ‘generosa colaboración’. 

RAZÓN. La razón cartesiana y científica ha dado muy buenos frutos en su intento de dominar y conocer la naturaleza, pero contrasta con el fracaso que ese uso de la razón ha proporcionado a la hora de resolver los problemas humanos, por lo que se hace necesario integrar esa razón en otra más radical: la razón vital. 

VERDAD. La noción de verdad de Ortega está relacionada con la de Heidegger: el significado más profundo de “verdad” en su origen etimológico viene del griego aletheia, se compone de un prefijo negativo “a” y del término "letheia", que significa 'cubrir', 'ocultar'. De este modo, la verdad consiste en “descubrir”, “desvelan”, es decir, en mostrar la verdad que se esconde tras las apariencias y esta tarea tiene mucho que ver con el vivir; este sentido negativo, como des-ocultamiento, fue anticipado por Ortega y está muy lejos de las nociones clásicas de verdad. 

RAZÓN VITAL. Con este concepto Ortega quiere sustituir el de ‘razón pura’. A diferencia de la razón pura, que por su abstracción es incapaz de comprender la complejidad de la vida humana, la razón vital no deja de lado las circunstancias concretas en las que se desarrolla la vida, para captar su racionalidad o irracionalidad. La razón vital trata de lo que hacemos y de lo que nos pasa, de la vida, que es la única realidad radical; en ese sentido es biográfica en la medida en que la razón no tiene una estructura fija, sino que se va haciendo a lo largo de la vida con nuestras constantes decisiones ante las posibilidades que nos ofrecen las circunstancias, pero cuando se trata de la sociedad es histórica y en cuanto tal trata de comprender la identidad humana, colectiva, como resultado de un proceso histórico; en ese sentido es narrativa… 

LIBERTAD. Ortega, como la mayoría de los existencialistas, mantiene una postura similar en torno al problema de la libertad humana: el hombre está condenado a ser libre. Siempre nos vemos obligados a elegir, y mientras sigamos viviendo tendremos que tomar decisiones y asumir la responsabilidad. Vivimos en unas circunstancias que nos condicionan pero nos dejan también un margen de posibilidades entre las que tendremos que ir decidiendo nuestro futuro; por eso la libertad es una de las características esenciales del vivir. 

SOCIEDAD. La sociedad es el resultado de la convivencia humana, pero, paradójicamente, se convierte en lo que dice, hace o piensa la gente, dando lugar a un sujeto poderoso e inhumano, desalmado. Frecuentemente, nos proporciona las creencias básicas sobre las que asentamos nuestras vidas; sin embargo, abandonarse en ellas y a la sociedad supone una delegación posible para el pueblo o la masa, pero no para el intelectual, que debe tratar de mostrar lo oculto y reconducirlo si es incorrecto. 

MASA. Hombre-masa es aquel que se considera a sí mismo uno más y no se exige por encima de los demás. Se trata de un tipo de persona inadecuado para gobernarse a sí mismo o a los demás. Precisamente, el problema planteado en la Europa del siglo XX es que son las masas quienes han empezado a gobernar los estados. La consideración sociológica de los colectivos sociales como masa y su sentido peyorativo debe mucho a la obra de Ortega La rebelión de las masas. 

GENERACIÓN. Ortega divide la historia en generaciones, unos quince o veinte años en los que una forma de vida estuvo vigente. Pertenecen a una misma generación aquellas personas que tienen aproximadamente la misma edad y algún contacto vital; comparten ideas, creencias y costumbres; la afinidad les viene de vivir en una ‘circunstancia’ determinada. En opinión de Ortega, todos aquellos que coinciden de este modo comparten un destino común.


ORTEGA Y GASSET   ¿qué es filosofía?

(aportaciones principales de esta obra al pensamiento de Ortega y Gasset)

La obra consta de once lecciones que se pueden agrupar en dos partes; en la primera se plantean aspectos generales del método filosófico y en la segunda su concepción de la filosofía, que culmina en el desarrollo del llamado "tema de nuestro tiempo". Tiene, además, una introducción donde aparece el problema del perspectivismo... 

INTRODUCCIÓN:

Como dice Aristóteles, el hombre tiene un deseo natural de saber. La actividad filosófica responde a esa necesidad propia del hombre; él percibe su ignorancia y trata de llenar este vacío con la filosofía. Por eso la filosofía se manifiesta como un proyecto, una utopía.

SOBRE LA FILOSOFÍA EN GENERAL.

La filosofía no es historia de la filosofía; exige construir un sistema de pensamiento propio.

Tampoco es ciencia: la filosofía se plantea preguntas radicales y primeras mientras que las ciencias se plantean problemas concretos y susceptibles de solución; además las ciencias tienen una dimensión práctica por la utilidad que se busca en sus descubrimientos.

Ortega concibe la filosofía como deporte: no es tan seria como la vida ni tan inocente como el juego. La filosofía trata de ideas; y a este respecto distingue entre ideas y creencias.

Su método es circular; no sigue un camino recto sino que se aproxima a su objeto trazando círculo para tener así una visión más completa de su problema. 

HACIA UNA NUEVA CONCEPCIÓN DE LA FILOSOFÍA.

El objeto de la filosofía es el Universo, pero no como lo entiende el físico, sino como "todo lo que hay"; el filósofo aspira a un conocimiento absoluto; por eso a priori no sabe lo que busca; pretende conocer "todo". Pero además el filósofo ignora si ese "todo" será cognoscible, si su problema tiene solución (puede que ese Universo sea opaco al conocimiento o que nuestro conocimiento sea limitado). Por la naturaleza de su objeto la filosofía no se apoya en verdades previas; obedece a un imperativo de autonomía.

El criterio de verdad que utiliza es la evidencia, que no es sólo sensible (así se aleja de los positivistas), sino también insensible, o racional. La intuición evidente nos produce datos o verdades primeras del Universo, pero también podemos apoyarnos en el razonamiento o inferencia, a partir de esos datos, para construir nuevas verdades.

Uno de los primeros datos del Universo es la duda; la evidencia del pensamiento. En este dato se funda la filosofía idealista y la supremacía de la conciencia sobre la realidad. Pero en el pensamiento hay dos cosas: el pensar y lo pensado.

El hombre antiguo no ha descubierto el pensamiento y vive volcado hacia la realidad exterior (realismo ingenuo). El hombre moderno, sin embargo, se repliega sobre sí mismo y hace depender el mundo de su conciencia.

El tema de nuestro tiempo: ¿Cómo pueden superarse estas dos posturas contrapuestas? Para eso hay que utilizar nuevas categorías filosóficas ya que de otra forma volveríamos a las viejas posturas (realismo e idealismo). El error de Descartes fue sustancializar el pensamiento, usando una categoría del viejo realismo. Por eso el idealismo se convirtió en subjetivismo (hacer depender las cosas del que piensa cuando también el que piensa depende de las cosas).

El dato radical es ahora la existencia conjunta de la subjetividad y el mundo. ¿Cuál es la nueva categoría para referirnos a ese hecho radical? "'mi vida'... Me es dada 'mi vida', y mi vida es ante todo un hallarme yo en el mundo". Todo lo que hay está dentro de la vida, desde la matemática al universo mismo.

¿Qué es la vida?

Vivir es lo que somos y lo que hacemos, pero ante todo, saberse en el mundo.

La vida es encontrarse en el mundo; pero no es primero el yo y después el mundo, sino ambos a la vez.

Otra característica de la vida es una cierta libertad. La vida deja un cierto margen de posibilidades. No somos libres para estar en el mundo pero sí para dejar de estar.

La vida es decisión. No estamos seguros en nuestra libertad; hay que decidir entre esas posibilidades.

Eso nos lleva a hablar de la vida no solo como lo que es, sino como lo que va a ser (la gran paradoja del vivir). La última característica es, pues, la dimensión de futuro.

Esas características del vivir humano nos llevan categorizar la vida, en sentido filosófico.

La primera es la de encontrarse, darse cuenta de sí. Yo consisto en ocuparme de lo que hay en el mundo, y una forma de ocupación es la filosofía...

La segunda es la de circunstancia. Aquí hace referencia Ortega a la vida como posibilidad. Las circunstancias hacen que nuestra vida sea a la vez libertad y fatalidad.

La tercera la vida como futuro. Vivimos el presente con proyección al futuro: "Nuestra vida, queramos o no, es en su esencia misma futurismo". El pasado es la dimensión de fatalidad de la vida, pero esa fatalidad deja abierta una puerta: el futuro, que nos permite decidir lo que vamos a ser. Por eso la preocupación va unida a la vida, y también la angustia. Así volvemos al principio: filosofar como parte del vivir, la necesidad de conocer como dimensión de la vida. Pero ahora nos sentimos más seguros porque ahora sabemos a qué atenernos.


Relación de Ortega y Gasset con otros filósofos

 El gran éxito de la física de Newton animó a muchos pensa­dores a tratar de crear nuevos métodos científicos que pudieran ser igualmente provechosos para el conocimiento del ser humano. En particular, son varios los filósofos que se in­teresaron por establecer las coordenadas de una nueva his­toria científica. Así, por ejemplo, Kant apuntó unos principios que podrían permitir encontrar un hilo conductor en la his­toria. Dado que, en su opinión, resulta evidente que ese hilo no es manejado por los hombres, no queda otro remedio que pensar que se encuentra en manos de la naturaleza. El análisis de Kant permite incluso hacer una predicción sobre el destino de la humanidad, en la forma de una sociedad civil moralizada, culta y cosmopolita.

Por su parte, Hegel estaba convencido de que la historia es y debe ser racional, está dominada por la idea o conciencia. Desde su punto de vista, los espíritus de los pueblos se suce­den como eslabones de una cadena universal. El fin de la his­toria coincidiría con la realización de la libertad en el Estado de derecho moderno, expresión suprema del espíritu objetivo.

Marx partió de los análisis y el método dialéctico de Hegel, pero lo corrigió: lo que dirige la historia no es la evolución general del espíritu humano, sino las condiciones materiales de vida. Propuso un nuevo modo de elaborar la historia, de manera que no sea un instrumento ideológico al servicio de los poderosos. Se trata de un análisis científico basado en el estudio de los cambios materiales económicos, que, en su opinión, es posible apreciar «con la exactitud propia de las ciencias naturales. Dicho análisis concluye que es el ser so­cial del hombre lo que determina su conciencia y permite, incluso, predecir los próximos pasos y el destino final de la historia: la sociedad sin clases.

Ortega admite, como Hegel y Marx, que el destino humano avanza dialécticamente, pero no cree que se trate de una dia­léctica conceptual y de razón pura ni que el factor fundamental sea el económico, sino la razón vital. Se declara con-vencido de que la historia va a entrar en una etapa científica, si bien, dado que no estudia minerales o animales, no podrá ser exacta.

Esta historia estudia los cambios de la vida humana, y Orte­ga propone un método que permita afinar en la comprensión mediante el estudio de las generaciones y las creencias que forman el sustrato de cada momento. Para hacerlo, hay que aislar la generación decisiva y tomar como referencia la fe-cha en que su figura representativa cumplió los treinta años. A partir de ahí, hay que ver si es posible articular correcta-mente la comprensión del momento (en caso contrario, hay que desplazar la fecha), sabiendo que cada quince años se modifica la visión de la vida. Este método de análisis permi­te ver la dirección en que se marcha y vaticinar las líneas ge­nerales de la próxima forma de vida.