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página de filosofía de jesús ángel martín materiales didácticos: Descartes
FILOSOFÍA Y CULTURA EN EL Renacimiento (1)Período histórico y cultural, comprendido entre 1350 y 1600, que se caracteriza, en un principio, por ser una «regeneración», «renovación» o «restauración» del gusto artístico de acuerdo con los ideales de la antigüedad clásica y que, posteriormente, se distingue como una renovación de la sociedad en general por el «renacimiento» de la cultura clásica concebido, principalmente, por los autores humanistas; fenómeno propio inicialmente de Italia, se difunde por toda Europa y acaba siendo uno de los pilares sobre los que se asienta la civilización occidental. El término se acuña en el s. XIX, por obra sobre todo de los historiadores Michelet y Burckhardt, quienes también han determinado su significado general. Se discute acerca de su periodización: tanto para las fechas de su comienzo (Petrarca, poeta laureado, en 1341; Cola di Rienzo, que intenta restaurar la república antigua de Roma, en 1347; las conferencias del bizantino Manuel Chrysoloras en Florencia, en 1397) como para las de su finalización (el «saco» de Roma, en 1527; el concilio de Trento, en 1545; la muerte de Bruno, en 1600), así como acerca de si supone en verdad una ruptura de mentalidad con la época inmediata anterior, que los mismos autores renacentistas llaman peyorativamente Edad «Media», y que habría de ser considerada como una época de ignorancia y oscuridad en oposición a la nueva época de conocimiento y luminosidad. La formulación clásica de lo que es el Renacimiento se debe, en principio y sobre todo, a la obra del historiador suizo Jacob Burckhardt, La cultura del renacimiento en Italia (1860) (ver referencia). Sus tesis -un nuevo espíritu italiano que se caracteriza por la exaltación del individuo, como hombre y como ciudadano, y de la dignidad del hombre, el interés por leer y comentar los textos literarios antiguos, griegos y romanos, el «descubrimiento del mundo y del hombre» a través de los viajes, la exploración y la observación de la naturaleza, la ruptura con las ideas medievales sobre la sociedad, la naturaleza y la filosofía- han sido, no obstante, parcialmente discutidas por la crítica historiográfica, sobre todo en lo que se refiere al supuesto de ruptura con la Edad Media y a la definición de ésta como época de oscuridades. Se levantó así una controversia sobre el sentido fundamental del Renacimiento y del humanismo renacentista: si uno y otro suponen una ruptura real con la cultura de la Edad Media, uno de cuyos efectos principales sería la revolución científica, o si en realidad los humanistas, principales protagonistas del Renacimiento, han de considerarse sólo un paréntesis -por ser sólo studia humanitatis- en la evolución natural de la filosofía aristotélica medieval hacia la aparición de la ciencia moderna. Pierre Duhem y Marshall Clagett, junto con Gilson, Kristeller, Crombie y otros defienden el segundo punto de vista. La originalidad de la revolución cultural del Renacimiento, en cambio, tal como supone la primera postura, es defendida autorizadamente, entre otros, por Alexandre Koyré (ver cita) y Eugenio Garin (ver cita). El humanismo es el principal agente del Renacimiento; Garin identifica totalmente ambos conceptos. Francesco Petrarca (1304-1374), amigo de Bocaccio (Sobre la propia ignorancia y la de otros muchos, 1367) es considerado justamente el primer humanista; le siguen Coluccio Salutati, Leonardo Bruni (1370/74-1444), Poggio Bracciolini (1380-1459), todos ellos cancilleres de la ciudad de Florencia; Leon Battista Alberti (1404-1472), matemático, arquitecto, filósofo y teórico de la belleza en el arte; Gianozzo Manetti (1396-1459), autor de De dignitate et excellentia hominis (1452), el primero de los elogios renacentistas de la dignidad del hombre, escrito contra la concepción medieval de la miseria de la vida humana; Ermolao Barbaro (1453-1493), comentador y traductor de Aristóteles, e impulsor asimismo de sus doctrinas; Lorenzo Valla (1407-1457), filósofo y filólogo en la corte de Alfonso de Aragón, en Nápoles, uno de los más célebres humanistas (Sobre el placer, 1431; Sobre el libre albedrío, 1435-1439; Discurso sobre la falsa y engañosa donación de Constantino, 1440; tres libros de Historia de Fernando, rey de Aragón, 1445-1446 ). La filosofía del Renacimiento se compone de diversos elementos: 1. La tradición mágico-hermética Los escritos atribuidos a Hermes Trismegistos, el llamado corpus hermeticum, considerados auténticos por la antigüedad y por el cristianismo de los primeros siglos, lo son también para los humanistas, una vez traducidos por Marsilio Ficino, hacia 1460. Ayudan a romper la imagen religiosa medieval del mundo y a construir una nueva, que armoniza la naturaleza, la alquimia, la magia y la religión. Los humanistas aceptan de buen grado estos escritos del «tres veces grande» -en realidad compuestos por filósofos paganos hacia los siglos II y III d.C., que combinan el platonismo, con la simbología cristiana, la gnosis griega y el pensamiento mágico- que, por un lado, hablan de la salvación del hombre a través del propio conocimiento y, con mayor precisión que los libros de la Biblia, de la encarnación del Logos, y, por el otro, de una simpatía por afinidad de todo, del cielo y la tierra, del hombre y la naturaleza, que unifica el cosmos y lo hace comprensible y dominable por el hombre por el poder del conocimiento, según el adagio renacentista «el hombre sabio domina el mundo»; por eso, algunos de ellos son conocidos también como «magos».Se añaden a estos escritos herméticos, los Oráculos Caldeos, escritos en el s. II d.C., que mezclan el culto a los astros, con la magia, el platonismo y las religiones orientales. Compuestos en realidad por Juliano el Teúrgo, pero atribuidos a Zoroastro, a quien se considera también profeta -como a Hermes-, divulgan la «teurgia», o arte de la magia con fines religiosos. Los humanistas consideraron también auténticos los Himnos Órficos -elogios a divinidades-, escritos que contienen una mezcla de doctrinas órficas, estoicas y cristianas antiguas. Además de estos escritos ocultistas, que ponen en comunicación el macrocosmos con el microcosmos, destaca la afición a la astrología, específicamente cultivada en el Renacimiento, basada principalmente en el tratado de Ptolomeo sobre astrología, el Tetrabiblon, y otras obras antiguas recién editadas en aquella época. Destacan como magos italianos Girolamo Fracastoro (1478-1553), médico, filósofo, poeta y astrólogo, considerado el fundador de la moderna epidemiología, y que escribe Sobre la simpatía y la antipatía de las cosas, Girolamo Cardano (1501/06-1575), filosofo, médico y matemático, quien en De subtilitate (1547) y en De rerum varietate (1557) escribe acerca de la «magia natural», y Giambattista Della Porta (1535-1615), filósofo y científico, que cultiva la óptica (De refractione, 1593), la fisiognomía -investigación del carácter de la persona a través del examen de los rasgos del rostro- (Sobre la fisiognomía humana, 1580) y la magia (Magia naturalis sive de miraculis rerum naturalium,1558). Paracelso (1493-1541), nombre que se da a sí mismo el médico suizo Theofrast Bombast von Hohenheim, se interesa también por la magia natural y la iatroquímica, o quimiatría -curación por medios químicos-, y aunque de sus investigaciones, mezcla sincretista de doctrinas teológicas, filosóficas, astrológicas, cabalísticas y alquímicas, surge un cierto interés por la observación y el experimento y la idea de la constitución química del hombre, permanece alejado de los caminos de la verdadera ciencia y será criticado por Bacon. 2. Neoplatonismo renacentista El Platón que conocen los humanistas está constituido fundamentalmente por los diálogos platónicos que se editan en el s. XV y el neoplatonismo que recoge todas las interpretaciones y tradiciones antiguas añadidas a las doctrinas platónicas: el escepticismo, el eclecticismo de la época helenística, Plotino, el Pseudo-Dionisio y la tradición mágico-hermética. Al platonismo conocido de la Edad Media, se añade toda la tradición platónica de las bizantinos, que llega a Italia en tres ocasiones distintas: a comienzos del s. XIV, con los primeros sabios griegos que llegan a Florencia a enseñar griego a los humanistas; en 1439, con ocasión del concilio de Ferrara-Florencia; en 1453, a causa de la caída de Constantinopla. Con ellos llegan también sus disputas internas acerca de la primacía entre Platón y Aristóteles, sostenidas sobre todo por Jorge Gemisto Plethon (1355-1452), Jorge Scholarios Gennadio (1405-1492) y Bessarión (1400-1472), que intenta la conciliación (ver filosofía bizantina). Existe también la tradición occidental platónica, de origen medieval (Pseudo-Dionisio y Escoto Eriúgena), cuyo mayor exponente es Nicolás de Cusa, continuada luego por la Academia Florentina. Aparte de Nicolás de Cusa, que no es considerado ni exclusivamente medieval ni propiamente humanista, y que sigue la línea medieval platónica marcada sobre todo por los escritos del Pseudo-Dionisio, los humanistas propiamente platónicos son Marsilio Ficino (1433-1499), iniciador de la Academia Florentina, traductor del Corpus Hermeticum, de los Himnos Órficos y, sobre todo, de las obras de Platón (de 1463 a 1477), y Pico de la Mirandola (1463-1494), cultivador además de la cábala, y armonizador de Platón y Aristóteles. 3. Renacentistas aristotélicos Entre los humanistas se renuevan las tradicionales discusiones en torno a las tres interpretaciones típicas del pensamiento de Aristóteles: la de Alejandro de Afrodisia, la de Averroes y la de Tomás de Aquino. Frente a la interpretación escolástica, difieren en que, puestos a elegir entre la autoridad de Aristóteles y lo que enseña la experiencia, prefieren ésta. Pietro Pomponazzi, el más importante de los humanistas aristotélicos, sigue la interpretación alejandrista en su Tratado sobre la inmortalidad del alma (1516). Otras filosofías helenistas reviven con el Renacimiento: el escepticismo, procedente sobre todo de las traducciones de los textos de Sexto Empírico, es cultivado de un modo peculiar por Michel de Montaigne, en Francia, y el estoicismo de Séneca por Justo Lipsio, que lo divulga por Alemania y Bélgica. Lorenzo Valla (1407-1457), en su Del verdadero y del falso bien, reelaboración de Sobre el placer (1431), sigue la pauta marcada por el epicureísmo. 4. Filosofías de la naturaleza renacentistas El Renacimiento, mediado ya el s. XV, desarrolla sus propios sistemas filosóficos, que representan la culminación del naturalismo humanista: Telesio, Bruno y Campanella, a los que puede unirse el pensamiento ya casi moderno de Leonardo da Vinci. Bernardino Telesio (1509-1588), en su De rerum natura iuxta propia principia [Sobre la naturaleza según sus propios principios] (1565), elimina de la naturaleza todo elemento mágico, critica el enfoque racionalista y teórico que Aristóteles hace de ella, y sostiene que ha de ser entendida a través de la «sensibilidad» en sus propios principios (calor, frío). Giordano Bruno (1548-1600), al contrario que su predecesor, aprovecha todos los elementos mágico-herméticos y cabalísticos, suministrados por Ficino y Pico, y amplía la visión naturalista a un universo infinito en extensión y número que identifica con la divinidad (Del infinito: el universo y los mundos, 1584). Tommaso Campanella (1568-1639), autor de Filosofía demostrada por los sentidos (1591), Del sentido de las cosas y de la magia (1604) y de una Metafísica en 18 libros, intenta una síntesis de metafísica naturalista, teología, magia, astrología y política utópica, y difunde la idea de un conocimiento obtenido por experiencia interior: por sapientia, en su sentido original de «sabor». La sensación es, por tanto, una interiorización que pone en contacto al hombre con la naturaleza; para algunos, se trata de un antecedente del cogito cartesiano. 5. La filosofía política Los humanistas, literatos y políticos a la vez -algunos de ellos fueron cancilleres de Florencia- muestran un evidente interés por la cosa pública. Por lo demás, el humanismo unió desde el principio el cultivo de las artes (retórica, lógica, filología) con el de la moral y la política. Nicolás Maquiavelo (1469-1527) es considerado el iniciador de la teoría política moderna, porque identifica su objeto propio e independiente de los principios de la metafísica y la moral. Su naturalismo humanista se manifiesta en el Príncipe (1531) como realismo político: la política trata del hombre tal como es y no del hombre tal como debe ser. De esta actitud realista se aparta la Utopía (1516) de Thomas More (1480-1535); es una defensa en el terreno de lo que no es, pero debería ser, de la comunidad de bienes y de la igualdad humana. A estas aportaciones básicas, hay que añadir la tesis de la soberanía del estado del teórico político Jean Bodin, expuesta en Seis libros sobre la república (1576), en los que defiende el absolutismo de los estados modernos. 6. La revolución científica El fruto más fecundo del movimiento cultural del Renacimiento es la denominada revolución científica, a saber, el proceso histórico mediante el cual hace su aparición la ciencia moderna, que se inicia con la revolución copernicana, se desarrolla a lo largo del s. XVII con Galileo y Descartes, y culmina con el sistema del mundo y la mecánica clásica de Newton, ya iniciado el s. XVIII. A esta tesis se opone la llamada «rebelión de los medievalistas», que sostienen que la revolución científica no es un producto atribuible a ninguna ruptura intelectual sucedida durante el Renacimiento, sino que es más bien una continuación evolucionada de la ciencia medieval (tesis de P. Duhem, M.Claget, A.C. Crombie y otros ). El surgimiento de la ciencia moderna, en el s. XVI, está marcado por la aparición de dos obras: De humani corporis fabrica, de Andrea Vesalio (1514-1564) y De revolutionibus orbium coelestium, de Nicolás Copérnico (1473-1543), ambas del año 1543. La relación que pueda tejerse entre la aparición de la ciencia moderna y las condiciones socioculturales del Renacimiento es una cuestión siempre debatida. A. Rupert Hall, tras distinguir dos posibles tipos de causa (lo referible a un cambio de sociedad, que exige un cambio en la orientación de la ciencia, y lo referible a un cambio en la orientación de la misma ciencia) y enumerar, criticando por insuficientes, toda una serie de posibles causas -el cambio de la visión del mundo; el desarrollo de la tecnología (arquitectos, agrimensores, ingenieros, constructores de buques, artilleros); el aumento del comercio y la industria; la vinculación de la ciencia con la cultura técnica y con el protestantismo, en concreto; el florecimiento de ciertas tradiciones medievales, entre ellas la mecánica o el empirismo del s. XIV; el predominio de Platón sobre Aristóteles, por obra sobre todo de los neoplatónicos florentinos, con el aumento del interés por las matemáticas; el posible influjo de la magia sobre la ciencia, que adopta como objetivo el dominio sobre el mundo, y, por último, el cultivo de la ciencia en ámbitos no universitarios-, rechaza la hipótesis de un factor único y dramático -interno o externo- responsable de la evolución científica a comienzos de la Edad Moderna, lo cual equivale a conceder peso e influjo a todos los mencionados, y destaca como factor explicativo de la irrupción de una nueva manera de hacer ciencia el «deseo de proposiciones demostrables acerca del mundo real», las ganas de explicar cómo es realmente el mundo. [1] Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996-99. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.
1. INTRODUCCIÓN. VIDA Y OBRAS. Realiza el paso decisivo del Renacimiento a la Edad Moderna mediante el descubrimiento de la subjetividad humana. Descubre la relación yo-mundo en el conocimiento, entendiendo el yo como sujeto y el mundo como objeto. Nace en la Haya de Turena el 31 de marzo de 1.596 Recibe una educación clásica, pero la incertidumbre y la inseguridad que dejó en él le llevó a viajar para aprender en el libro del mundo. en 1619 tuvo su inspiración fundamental: la universalidad de la razón, facultad presente en todos los hombres... En 1628 fija su residencia en Holanda por dos razones: - para alejarse de los compromisos sociales - por la libertad y tolerancia de ese país. En 1636 publica tres ensayos: Dioptrica, los meteoros y la geometría, introducidos por El Discurso del método. En 1.647 publicaba las Meditaciones en francés. Muere en 1.650, después de lo cual aún se publicaron varias obras, cartas, obras de física, como el Tratado sobre el Mundo, que no se atrevió a publicar por miedo a la condena sufrida por Galileo; y, en 1701, las Reglas para la dirección de la Mente.
2. LA UNIDAD DE LA RAZÓN. "Mi finalidad no es enseñar el método que cada uno debe seguir para conducir rectamente su razón, sino hacer ver solamente de qué manera he procurado conducir la mía". (Discurso, 1). Él presenta su método con modestia, pero como una forma válida de dirigir la razón de forma que evitemos errores en su uso. Su filosofía es fiel reflejo de su vida. Fue aficionado y se inspiró a nivel metodológico en las matemáticas. Busca un criterio para dirigir la razón, un punto de apoyo que no aprendió durante su formación tradicional. El criterio que encuentra vale para todos porque la razón es universal. La unidad sustancial de los hombres en la razón fue su primer gran descubrimiento (1619). Lo que difiere es la forma de usarla. La razón no descubre el orden divino, sino que su acción está encaminada a poner orden en los conocimientos. Así sus primeras obras son las ciencias, la matemática, pero debe seguir reglas precisas (claridad y evidencia).
3. EL MÉTODO El Método está expuesto en las Reglas y en la segunda parte del Discurso. El método es punto de partida, pero a la vez cierra su metafísica en cuanto que su filosofía es sometida al final al criterio de verdad enunciado en el Método. El instrumento de conocimiento es la razón y la razón es innata en el hombre. La diversidad de opiniones no proviene de la razón, sino del USO que se hace de ella. Las matemáticas progresan en el conocimiento debido al método (basado en el análisis). Hay que extraer su esencia para poder aplicarlo a otros campos. Las reglas fundamentales del método cartesiano provienen del método matemático. La primera se refiere a la intuición y las otras a la deducción. 3.1 Regla de la Evidencia. "El primero era no admitir jamás por verdadera cosa alguna que no la conociese evidentemente como tal. No comprender en mis juicios nada más que lo que se presente a mi espíritu clara y distintamente". No sólo va contra el argumento de autoridad, sino que sólo admite como evidente la intuición intelectual clara y distinta, esto es, indubitable. La intuición se define como la concepción no dudosa que nace en un espíritu sano y atento a la sola luz de la razón. No hay intuición ni evidencia sensibles, proviene sólo de la razón. Cada uno puede captar que existe, que piensa... Una idea es clara cuando se perciben todos sus elementos, cuando está presente a la mente. Es distinta cuando no se puede confundir con otras. La idea clara y distinta es de naturaleza simple, sólo así puede ser comprendida entera en el mismo instante. Esto justifica la segunda regla. De lo evidente no se puede dudar por las características antedichas. Por eso el primer paso que da Descartes es la duda metódica para depurar el conocimiento. 3.2 Regla del Análisis. "El segundo dividir cada una de las dificultades que voy a examinar en tantas partes como sea posible y necesario para resolverlas mejor". No es sólo un procedimiento parecido al análisis químico, sino un método para reducir lo desconocido a lo conocido, lo complejo a lo simple. Responde a las exigencias de la evidencia, ya que solo lo simple puede conocerse con evidencia. Siempre hay que buscar las intuiciones primitivas para dar un punto de partida sólido a las deducciones posteriores. 3.3 Regla de la Síntesis. "El tercero conducir por orden mis pensamientos empezando por los objetos más sencillos y más fáciles de conocer, para subir gradualmente hasta el conocimiento de los más complejos, y suponiendo orden incluso entre aquellos que no se preceden naturalmente el uno al otro". La síntesis es el complemento del análisis. Consiste en reconstruir lo complejo partiendo de lo simple. O, lo que es lo mismo, deducir algo partiendo de sus principios. Hay que reconstruir en orden y en grado. El orden es lógico. Es el orden según el cual unas verdades dependen de otras, como en matemáticas los teoremas se siguen lógicamente de los axiomas. La necesidad de orden es tal que hay que suponerlo incluso donde no lo hay. El orden es condición a priori de la ciencia, porque ésta sólo puede ser de tipo matemático. Lo mismo vale para la idea de Grado. Está tomada en sentido matemático. Es grado de complejidad. Para Descartes ningún conocimiento es más oscuro que otro, sólo se distinguen por el grado de complejidad. 3.4 Regla de la "Visión Global". "El último hacer siempre enumeraciones tan completas y revisiones tan generales que estuviese seguro de no omitir nada". La enumeración comprueba el análisis. La revisión comprueba la síntesis. Pero sólo es válido si se hace como un movimiento completo del espíritu, porque tiende a reconducir el procedimiento a la evidencia intuitiva, pero esta vez del todo. No hay que tener sólo la intuición de la parte, sino también del vínculo que las une. Así se empieza y termina en la intuición. Estas reglas no se demuestran, de ahí la subjetividad de la razón. Sólo se pueden poner a prueba y ver si dan buenos resultados, como hizo Descartes... 4. EL COGITO. Fundamentación del método. A partir del método busca la primera verdad, la primera intuición evidente. Para ello utiliza la duda como garantía. Es necesario dudar del conocimiento tradicional. Hay que dudar de todo. La duda tiene dos momentos: -reconocer el carácter incierto y problemático de los conocimiento tradicionales -suspender provisionalmente nuestro asentimiento a ellos. Ningún grado de conocimiento se sustrae a la duda: -Los sentidos a veces nos engañan. Ej. Los sueños. -cometemos errores en los razonamientos más sencillos. -Los conocimiento matemáticos se presentan como evidentes, tanto en los sueños como en la realidad pero plantea la hipótesis del genio maligno. La duda cartesiana es una hipótesis metodológica, no escéptica y vital. Hay dos regiones exentas de la duda, la Religión y la moral porque la duda es metódica y estos son campos prácticos. Aunque se dude de todo no se puede dudar de la duda y de que existe una base, sede de esa duda: EL SUJETO. Las cosas sentidas, pensadas, imaginadas pueden ser falsas, pero la existencia del yo que las piensa NO. La conclusión es la existencia de un sujeto que piensa. En esta primera verdad se funda la regla de la evidencia, deducida provisionalmente en el método matemático. Es una verdad imposible de negar. El sujeto de esa primera evidencia es una sustancia, ello significa que existe un SUJETO de ese atributo evidente, el pensamiento. Por lo mismo la sustancia corpórea no responde más que a la objetividad de la extensión como atributo. Importancia trascendental del cogito: -establece como primera evidencia la existencia del sujeto. -es punto de unión del yo consigo mismo por un acto de reflexión. -es punto de partida para el estudio del mundo.
5. DIOS. Las pruebas de la existencia de Dios se basan, como era de esperar, en el argumento ontológico. Para Descartes la existencia de Dios se deduce de la propia idea ya que la existencia está en su esencia, tan como en la idea de triángulo está incluido el tener tres lados o que la suma de sus ángulos es igual a dos rectos. Los argumentos que utiliza se pueden resumir en dos: 1 Yo tengo la Idea de Dios. yo no puede haberla creado porque no tengo ninguna de las perfecciones de la idea y es contrario a la razón que lo perfecto proceda de lo imperfecto. La causa de una sustancia infinita no puede ser más que ella misma. Luego la presencia en mí de la idea demuestra su existencia 2 si yo fuera la causa de mí mismo me hubiera dado todas las perfecciones que conozco en al idea de Dios. Luego me ha tenido que crear alguien que tiene todas las perfecciones que conozco pero que yo no poseo. Las dos pruebas se basan en la idea de Dios. Descartes las hace semejantes a una prueba matemática. Tal como no se puede concebir un triángulo sin tres ángulos tampoco se puede concebir a Dios como no existente Pascal señalará a propósito de esto que el Dios de Descartes no es el de la Biblia, sino el autor de las verdades matemáticas y del orden necesario del mundo. Esta es la segunda evidencia siguiendo el sistema diseñado por el método.
6. EL MUNDO Falta demostrar la existencia del mundo. Este, los cuerpos, se reducen a extensión. La extensión es su único atributo, aunque los modos de la extensión son dos: figura y movimiento. De este modo Descarte geometriza el mundo corpóreo. La física sacará las consecuencias de estos principios. En la demostración no se puede pasar de la idea al objeto, pues no está incluida la existencia en ella. ¿De dónde proviene esta idea que todos tenemos? Nosotros no somos la causa porque no está en nuestra conciencia haberla producido. Hay tres hipótesis sobre su origen: -Dios -Alguien distinto de mí -Los objetos mismos Pensamos que la idea viene de los objetos mismos, luego tiene que ser así, porque si no Dios nos engañaría, lo cual es imposible dadas las características del Dios cuya existencia ha sido demostrada... CONCLUSIÓN: existe una sustancia cuya esencia es la extensión. Los cuerpos son determinaciones concretas de la extensión. Por ello la física no es más que geometría deducida a priori. Los sentidos sólo tienen valor práctico, nos dan informaciones para la vida, no para la ciencia.
7. LA CIENCIA 7.1 La Física Descartes dejó sin publicar el tratado sobre el Mundo por el temor que le causó la condena de Galileo pero lo esencial está el las dos últimas partes del Discurso y en los principios de filosofía. El método es estrictamente DEDUCTIVO, a partir de la idea de Dios como creador y conservador del mundo, y de ciertas ideas innatas, como la extensión y el movimiento. A partir de ahí se procede por análisis y síntesis. Se prescinde de la experiencia, excepto cuando se llega a las cosas particulares, que son tantas y tan diversas... El concepto de causa, de origen escolástico y criticado por Galileo se convierte ahora en fundamental, hasta la crítica del empirismo inglés. Del concepto de causa deriva el modelo MECANICISTA del universo. Todo se reduce a materia y movimiento. De ello se desprenden tres principios fundamentales: -que la materia es divisible al infinito -que no existe el vacío (un espacio vacío-extenso es inconcebible) -no hay ningún principio activo interno a las cosas (fuerzas, peso... Todo movimiento se explica por contacto... El movimiento es como una máquina cuya última causa del movimiento es Dios. La cantidad de materia y movimiento es siempre la misma como se deduce de la inmutabilidad divina. De ello se deducen las leyes de la naturaleza o causas segundas del movimiento: 1. Principio de inercia. Cada cosa permanece en su estado si no hay algo que lo cambia. Cuando algo está en movimiento no se para si no hay algo que lo contrarresta 2. el movimiento tiende a conservarse en línea recta. 3. Principio de la conservación del movimiento. El movimiento que pierde un cuerpo es porque lo trasmite El UNIVERSO es una especie de torbellino donde los cuerpos, aunque los cuerpos tiendan a moverse en línea recta, al desplazarse unos a otros resulta un anillo o círculo. Los cometas serían porciones que se desprenden. 7.2 Antropología Distingue en el hombre cuerpo (extensión) y alma (pensamiento). El alma distingue al hombre del animal. Los animales no necesitan alma. Su actividad se explica mecánicamente y se inspira en el descubrimiento de la circulación sanguínea, pero no atribuye al corazón el movimiento de la misma sino al calor que hace que suba... La unión se da en el cerebro (glándula pineal), única parte que no es doble. Distingue: -acciones, que dependen de la voluntad -pasiones, que dependen del cuerpo, son involuntarias. La fuerza del alma consiste en dominar las pasiones, que suelen ser contrarias entre ellas pero no siempre perjudiciales. El alma orienta las acciones más convenientes. Las dos pasiones fundamentales son la ALEGRÍA y la TRISTEZA. De ellas se derivan el amor y el odio hacia lo que produce una y otra. La prudencia es la virtud racional que nos lleva al dominio de las pasiones . Además de la voluntad el alma tiene otra función no-activa: el entendimiento. A este respecto distingue tres clases de ideas: -las de la imaginación o ficticias (centauro) -las de los sentidos o adventicias (olores) -las ideas innatas: alma, mundo y Dios. Son claras y distintas. Idea equivale a representación La voluntad es libre porque de ello tenemos conciencia clara y distinta y ello es compatible con los designios eternos de Dios. Aún así no resuelve el problema de la relación cuerpo-alma oscilando entre una explicación animista o mecanicista del hombre.
8. LA MORAL. 8.1 Moral Provisional. Contiene cuatro máximas que están en el Discurso. -Obedecer las leyes y costumbres del País y seguir la Religión: cautela y prudencia. -Ser tan fuerte y resuelto en mis acciones cuanto pueda porque la decisión es mejor que la indecisión -subordinar mis deseos al orden del mundo (estoicos) -cultivar la razón y buscar la verdad. 8.2 Moral Definitiva. Es una moral cristiana y racional que nunca llegó a escribir, llegando a dar por válidas en moral las normas que había redactado en su moral provisional. ciencia y matemáticas Su filosofía, denominada en ocasiones cartesianismo, le llevó a elaborar explicaciones complejas y erróneas de diversos fenómenos físicos. Éstas, sin embargo, tuvieron el valor de sustituir los vagos conceptos espirituales de la mayoría de los autores clásicos por un sistema de interpretaciones mecánicas de los fenómenos físicos. Tuvo que renunciar a su primera concepción de un sistema de planetas que rotaban en torno al Sol (próxima a la teoría de Copérnico sobre el Universo) cuando fue considerada herética por la Iglesia católica. En su lugar, ideó la doctrina de los vórtices o torbellinos de materia etérea, en la que el espacio estaba pleno de materia, en diversos estados, girando alrededor del Sol. En el campo de la fisiología, sostuvo que parte de la sangre era un fluido misterioso que él llamó "espíritu animal". Creía que éste entraba en contacto con la sustancia pensante en el cerebro y fluía a lo largo de los canales de los nervios para animar los músculos y otras partes del cuerpo. Sus estudios sobre óptica culminaron con el descubrimiento de la ley fundamental de la reflexión: el ángulo de incidencia es igual al ángulo de reflexión. La publicación de su citado ensayo sobre óptica supuso la primera exposición de este principio. Además, el hecho de que Descartes tratara la luz como un tipo de fuerza en un medio sólido preparó el terreno para la teoría ondulatoria de la luz. Su contribución más notable a las matemáticas fue la sistematización de la geometría analítica. Fue el primer matemático que intentó clasificar las curvas conforme al tipo de ecuaciones que las producen y contribuyó también a la elaboración de la teoría de las ecuaciones. Fue el responsable de la utilización de las últimas letras del alfabeto para designar las cantidades desconocidas y las primeras letras para las conocidas. También inventó el método de los exponentes (como en x2) para indicar las potencias de los números. Además, formuló la regla (conocida como ley cartesiana de los signos) para descifrar el número de raíces negativas y positivas de cualquier ecuación algebraica.
antecedentes y características
Después de ver el video que figura en el enlace del final contesta las siguientes preguntas:
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