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LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

por Jesús Banegas, presidente de la Asoc. Nnal. De Industrias electrónicas y Telecomunicaciones

¿Qué nos brindará la próxima década? Quizá vehículos movidos por hidrógeno, supereficiencia energética derivada de superconductividad, ingeniería genética, biónica, teléfonos personales universales, ordenadores activables por la voz...

Desde el comienzo del Imperio Romano hasta el siglo XVIII, un periodo de casi dos milenios, las condiciones de vida apenas mejoraron. En la época de Napoleón se comía, se vestía y se vivía en casas de parecidas características a la época de los césares». Así de sencilla y brutal es la descripción del progreso social que hace de varias decenas de siglos Owen Paepke en su The evolution of progress, sobre la base de la obra de Joel Mokyr La palanca de la riqueza, un exhaustivo, riguroso y completo trabajo de investigación acerca de la callada, hasta ahora, influencia del cambio tecnológico en el desarrollo económico y social. La Revolución Industrial que nació en 1733 con la invención del telar de lanzadera volante, abre la época del verdadero progreso económico y social que hemos venido viviendo hasta hoy. El periodo tecnológico siguiente, la era eléctrica, lo inaugura Thomas Edison con su bombilla y se cierra con el primer ordenador digital. La era electrónica, que incorpora los circuitos integrados, el ordenador, los satélites de comunicaciones y tantas otras facilidades a la vida cotidiana, en apenas un cuarto de siglo, difunde tantas buenas nuevas tecnológicas por doquier que abre la puerta de par en par a una nueva era económica, también llamada Era de la información.

Un modelo elemental del crecimiento económico de un país podría basarse en inputs tales como: empleo laboral, nivel de educación e inversión en capital físico, que debidamente mezclados según la organización y tecnología disponibles, proporcionan el producto nacional. Pero el crecimiento del producto nacional basado en la expansión de los inputs, está sujeto a rendimientos decrecientes. El que las economías más avanzadas hayan podido alcanzar un crecimiento sostenido de renta per cápita a lo largo de los últimos 250 años es debido a los avances tecnológicos. En una famosa estimación, el Premio Nobel y profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Robert Solow, concluyó que el progreso tecnológico ha sido el fundamento del 80% del crecimiento, de la renta per cápita de EEUU.

Ahora, cuando el progreso tecnológico domina como nunca el quehacer económico, desde los más diversos lugares del mundo se tratan de poner en pie nuevas formulaciones de la teoría económica que den cabida a las nuevas variables que, con creciente protagonismo, explican y dan sentido al comportamiento de la economía real tal y como evoluciona y cobra vida hoy en un mundo globalizado. Así, la nueva teoría evolucionista de la economía enriquece el modelo neoclásico para adaptarlo a los nuevos comportamientos del sistema económico. La nueva teoría económica asume la innovación en forma de nuevos productos, procesos, materiales, mercados y formas de organización como elementos centrales en el proceso de desarrollo económico y social.

Hoy, la nueva corriente de pensamiento económico sostiene que la capacidad de invención del ser humano es infinita y fía a ella la posibilidad de seguir creciendo y prosperando. ¿Y qué podemos esperar de la inventiva humana en el amanecer del nuevo milenio? Autopistas de la información, Internet, realidad virtual, ciberespacio... Si la invención de la rueda llevó a la Humanidad más de dos millones de años, en sólo 5.000 años más pudieron asociarse a la máquina de vapor para que las moviera. Durante siglos, el correo y el teléfono fueron los medios de comunicación. Hoy los faxes y el correo electrónico se han difundido en apenas una década. ¿Qué nos brindará la próxima década? Quizás vehículos movidos por hidrógeno, supereficiencia energética derivada de superconductividad a altas temperaturas, ingeniería genética, biónica, teléfonos personales universales, ordenadores activables por la voz, manotecnologías, electrónica óptica, realidad virtual y nuevos materiales. ¿Podrán las telecomunicaciones, como los sueños, llevarnos a otros lugares? El videoteléfono proyecta nuestro sentido de la vista. Sensores y robots pueden proyectar movimientos y sentimientos. Es concebible que nuevos sensores puedan proyectar el olfato y el gusto. Con los cinco sentido tecnológicamente accesibles, la telepresencia está a nuestro alcance.

Pero, ¿es la telepresencia un sueño o una pesadilla? Otra posible aventura tecnológica sería la posibilidad de viajar a través del tiempo. En la actualidad, la capacidad de desplazar el tiempo es un importante atributo de cualquier servicio de comunicación. La capacidad de extender nuestras experiencias más allá de los límites de la vida cotidiana puede convertirse en un medio potencial para mejorar la Humanidad.

Anuario “Milenio” de ‘El Mundo’